sábado, 2 de diciembre de 2017

Quién es la Virgen María

QUIÉN ES
LA VIRGEN MARÍA



 “He aquí la esclava del Señor
hágase en mí según tu palabra”
Lucas 1, 38

Extractos del libro: Las Glorias de María
de San Alfonso
María de Ligorio



Servir a María y pertenecer a su corte es el honor más alto que nos puede caber. Servir a la Reina del cielo es ya reinar en el Cielo.

A todos los que confían en su protección, dice el SALTERIO MARIANO, se les han de abrir de par en par las puertas eternales.



María es abogada compasiva y no rehúsa defender la causa de ningún desvalido.

A ninguno despide. Como abogada amantísima, cuida de presentar a Dios nuestras oraciones, mayormente las que van por su medio, pues así como con el Padre intercede su Hijo, así con el Hijo intercede su Madre, no dejando nunca de agenciar el negocio de nuestra salvación, y de solicitar las gracias que le pedimos. Dionisio Cartujano la llama Refugio singular de perdidos, Esperanza de miserables, Abogada de todos los pecadores, que se valen de su protección.
Estemos seguros de que así como tiene más poder que ningún otro santo, así no hay quien abogue con más amor y solicitud.


San Germán dice: ¿Quién, después de vuestro Santísimo Hijo, mira por nuestro bien, Madre de Misericordia, tanto como Vos? ¿Quién nos libra más pronto de todos los males? ¿Quién más empeño toma en proteger y defender, casi luchando, a los infelices pecadores?.

Y si alcanzan los Santos a favorecer a los hombres, y con especialidad a sus devotos, Vos mucho más, que sos Reina de todos los Santos, abogada de todos los hombres, refugio de todos los pecadores.
Es tanta la compasión que tenés de nuestra miseria, es tan ardiente el amor con que nos mirás, que pedís y volvés a pedir, y jamás te cansas de rogar por nosotros, defendiéndonos de todo mal y alcanzándonos toda suerte de bien.



Ella tiene poder para salvarnos a todos

Lo que pide y desea lo puede en tierra y Cielo, hasta volver la esperanza a los que ya estaban desesperados. Cada vez que se acerca al altar de la misericordia y presenta a Jesucristo cualquier petición en beneficio nuestro, es tanto lo que el Señor se agrada, y accede tan pronto, que más parece precepto que súplica, más de señora que de sierva.

Todo, hasta el mismo Dios, obedece al mandato de María
.
San Bernardino dice: Dios oye sus ruegos como si fueran preceptos. Poderoso es el Hijo, poderosa es la Madre.

Santa Brígida un día oyó que el Señor le dijo a su dulce Madre:
Madre mía, pide cuanto quieras, porque no pueden dejar tus ruegos de ser oídos. Tú en la tierra, nada me negaste, y Yo en el Cielo, nada te negaré”.

Basta que sea empeño tuyo, Señora, y todo se hará, basta que quieras levantar al mayor pecador del mundo, y será santo.


Decía San Agustín: tenía Dios también determinado desde toda la eternidad, con otro decreto general y absoluto, que a su Madre todo se lo había de conceder luego que se lo pidiese.

Ciertamente no hay criatura alguna que pueda obtener tantas misericordias a los miserables desterrados en este valle de lágrimas como esta medianera santísima, honrada por Dios como querida Madre. Basta que abra los labios.



María alivia a los suyos las penas del Purgatorio y les saca de ellas.

Muy felices son los devotos de esta Madre clementísima, además de socorrerlos en esta vida, los asiste y consuela en el Purgatorio. 

Dice San Bernardino de Sena: que en aquella cárcel donde penan las esposas de Jesucristo tiene María dominio y jurisdicción especial para darles alivio y también para sacarlas. 

Dijo la Virgen una vez a Santa Brígida: “Yo, como Madre, cuidado he de los que padecen en el Purgatorio, aliviándoles de hora en hora sus penas”.

¿Por qué también nosotros no hemos de esperar este mismo favor, si le somos devotos?, ¿por qué, si le servimos con amor filial, no creeremos que, en acabando de morir, lleve nuestras almas al Cielo, sin pasar por el Purgatorio, como lo prometió al Beato Godofredo, mandándole decir, por un religioso, llamado fray Abundio: “Di a Godofredo que se adelante en la virtud y sea muy siervo mío y de mi Querido Hijo, y cuando su alma salga del cuerpo, no la dejaré que pase por las penas del Purgatorio.



María libra del infierno a sus devotos.

Es imposible que ningún devoto de María Santísima se condene, si él procura obsequiarla y encomendarse a su patrocinio. El afirmar que un devoto de nuestra Señora no es posible que se condene, no se ha de entender de aquellos que abusan de esta devoción para pecar más libremente. Se entiende, pues, de aquellos devotos que, con deseo de la enmienda, juntan la fidelidad en obsequiar y encomendarse a la Madre de Dios.

San Anselmo decía: “¡Oh Virgen benditísima! Tan imposible es que se salve el que de Ti se aparta, como que perezca el que se vale de Ti”.

San Antonio: “Así como es imposible que se salve ninguno de cuantos la Virgen desvía sus ojos de misericordia, así necesariamente se salvan todos aquellos en quienes los ponga abogando por ellos”.
El demonio no se contenta con que el alma eche de sí a Jesucristo si no despacha también a la Madre, por que teme que la Madre, con la eficacia de su intercesión, le vuelva a traer.

San Bernardo: Es imposible que sus ruegos dejen de ser oídos, porque es nuestra Madre y desea nuestra salvación mucho más que nosotros mismos.

¿Qué madre, pudiendo fácilmente librar a un hijo del cadalso sólo con hablar al juez, no lo haría? ¿Y hemos de imaginar que la Madre más amorosa y tierna que jamás vio el mundo no librará de la muerte eterna a un Hijo suyo, pudiéndolo hacer tan fácilmente?.

Demos al Señor gracias incesantes si sentimos en nosotros este afecto y confianza filial para con la Reina de los ángeles, pues es gracia que Dios concede solamente a los que quiere salvar. Dios no la concede sino a los que determina salvar.

No es extraño, pues, que esta dichosa devoción desagrade tanto al enemigo de nuestras almas. Se lee en la vida del padre Baltasar Alvarez, de la compañía, devotísimo de la Virgen, que estando en oración y sintiéndose acosado de tentaciones impuras, oyó cerca al enemigo, que le afligía, diciéndole: “Deja tú la devoción de María y dejaré yo de tentarte”

A Santa Catalina de Sena le dijo el Señor:

Por mi bondad y en reverencia al misterio de la Encarnación, he concedido a María, Madre de mi unigénito Hijo, la prerrogativa de que ningún pecador, por grande que sea, que se le encomiende devotamente, llegue a ser presa del fuego del infierno”

Santo Tomás dice que ha habido muchos casos de personas muertas en pecado mortal, y que, no obstante, por ruegos de María, Dios suspendió la sentencia de condenación y les permitió volver a la vida para que hiciesen penitencia de sus pecados.

Flodoardo, que vivió en el siglo X, cuenta en su Crónica que un diácono, por nombre Aldemán, estando ya para ser puesto en la sepultura, resucitó, y declaró haber visto el lugar que le esperaba en el infierno, pero que, interponiéndose la Virgen Santísima, le había conseguido la gracia de volver al mundo para hacer penitencia.

Estos y otros ejemplos no deben servir a ningún temerario de motivo para seguir pecando, con la esperanza de que la Virgen le librará también del infierno.


DIVERSA SUERTE DE DOS ESTUDIANTES

Refiere el P. Alonso Andrade que en una ciudad de Flandes, el año 1604, había dos estudiantes que, en lugar de estudios y libros, pasaban el tiempo en deshonestidades. Habían ido una noche, después de otras muchas, a casa de una mala mujer, en donde, vuéltose a la suya uno de ellos, que se llamaba Ricardo, se quedó el otro. Ricardo, al desnudarse para dormir, se acordó que aún no había rezado un Avemaría que todos los días tenía costumbre, y haciéndose fuerza, al fin rezó, aunque de mala gana, sin atención y medio dormido. Al primer sueño, siente de pronto dar en la puerta un golpe muy fuerte, y, sin abrir, ve entrar a su compañero en figura espantosa. “¿Quién eres?”, le preguntó. “Pues, ¿no me conoces?”, dijo el otro. “Tan trocado y deforme te veo, que pareces un diablo”. “¡Infeliz de mí! Estoy condenado.” “¿Cómo?.” “Has de saber que al salir de aquella casa infame vino el demonio y me ahogó, quedando mi cuerpo tendido en la calle y bajando a los infiernos mi alma. Sepas también que a ti te aguardaba la misma suerte; pero por el Avemaría que rezaste te ha librado la Virgen. ¡Afortunado de ti, si te sabes aprovechar de este aviso que te da por mi medio!” Dicho esto, se destapó, mostrando las llamas y serpientes enroscadas que le atormentaban, y desapareció. Entonces Ricardo se tiró al suelo, y con llantos y gritos daba gracias a nuestra Señora de tan grande misericordia, prometiendo muy de veras cambiar de vida, cuando, oyendo tocar a maitines en el convento de San Francisco, exclamó: “Esta es la voz de Dios que me llama a hacer penitencia”, y sin más dilación se fue desde allí a pedir con instancia el santo hábito. Entonces les contó el caso, y para cerciorarse de la verdad fueron dos a la calle que decía, donde, en efecto, encontraron el cadáver de su amigo, ahogado y más negro que un carbón. Con esto lo admitieron, y vivió en la religión, haciendo siempre vida muy ejemplar. Fue a las Indias a predicar la fe, y de allí al Japón, en el cual tuvo la dicha de ser quemado y morir mártir de Jesucristo.



SERVIR A MARÍA Y PERTENECER A SU CORTE 

ES EL HONOR MÁS ALTO QUE NOS PUEDE

CABER
A TODOS LOS QUE CONFÍAN EN SU PROTECCIÓN

SE LES HAN DE ABRIR DE PAR EN PAR

LAS PUERTAS ETERNALES







NO TENGAS MIEDO
NO ESTOY YO AQUÍ
QUE SOY TU MADRE



Testimonios actuales de personas que iban a ser condenados pero tuvieron otra oportunidad:

Gloria Polo
Jesús Quinteros
Marino Restrepo
Padre Steven Scheier
Don Darío de San Antonio de Prado

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El pecado de impureza.

Vi al Señor Jesús atado a una columna, despojado de sus vestiduras y enseguida empezó la flagelación. Vi cuatro hombres que por turno azotab...