lunes, 30 de abril de 2018

La Virgen María en el Reino de la Divina Voluntad. PRIMERA MEDITACION

La Virgen María en el Reino de la Divina Voluntad

escrito por la Sierva de Dios Luisa Piccarreta. 







El libro consiste originariamente de 31 meditaciones que deben hacerse en el mes de Mayo y que Luisa escribió en la Casa de la Divina Voluntad en Corato, con fecha 6 de Mayo de 1930.

La Sierva de Dios Luisa Piccarreta, desde niña, tuvo una relación muy profunda con la Virgen María, que siempre acompañó y guió a Luisa para disponerla y ayudarla a cumplir su misión como “alma víctima” y como “Pequeña Hija de la Divina Voluntad”. Este Libro con las lecciones de María fue escrito cuando Luisa ya era adulta y vivía en la plenitud del Reino de la Divina Voluntad, así que Luisa fue capaz de transmitir con simpleza las verdades y las prácticas más profundas del “vivir en la Divina Voluntad” que la Reina Celestial le enseña.


FUENTE: http://es.luisapiccarretaofficial.org


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LLAMADA MATERNA DE LA REINA DEL CIELO



“Hija queridísima, siento la irresistible necesidad de bajar del Cielo para hacerte mis visitas maternas. Si tú me aseguras tu amor filial y tu fidelidad, Yo permaneceré siempre contigo, en tu alma, para ser tu Maestra, tu Modelo y tu Madre ternísima. 

Vengo para invitarte a entrar en el Reino de tu Mamá, en el Reino, por tanto, de la Divina Voluntad, y llamo a la puerta de tu corazón para que tú me abras. 

Mira, con mis manos te traigo en don este libro, te lo ofrezco con amor materno, para que tú, leyéndolo, aprendas a vivir de Cielo y ya no más de tierra. 

Este libro es de oro, hija mía. El formará tu fortuna espiritual y tu felicidad aún en la tierra. En él encontrarás la fuente de todos los bienes: Si eres débil, adquirirás la fuerza; si eres tentada, adquirirás la victoria; si caes en la culpa, encontrarás la mano misericordiosa y potente que te levantará; si te sientes afligida, encontrarás el consuelo; si te sientes fría, encontrarás el medio seguro para enfervorizarte; y si te sientes hambrienta, tomarás el alimento exquisito de la Divina Voluntad. 

Con este libro no te faltará nada; ya no estarás más sola, porque tu Mamá te hará dulce compañía y con sus cuidados maternos se comprometerá a hacerte feliz. Yo, la Emperatriz Celestial, me encargaré de todas tus necesidades si tú accedes a vivir unida a Mí. 

¡Si tú conocieras mis ansias, mis suspiros ardientes y las lágrimas que derramo por mis hijos! ¡Si tú supieras como ardo en el deseo de que escuches mis lecciones todas de Cielo y aprendas a vivir de Voluntad Divina!... 

En este libro encontrarás maravillas. Encontrarás a tu Mamá que te ama tanto que sacrifica a su querido Hijo por ti, para poder así hacerte vivir de la misma vida que Ella vivió sobre la tierra. 

¡Ah, no me des este dolor: no me rechaces; acepta este don de cielo que te traigo; acoge mi visita, atiende mis lecciones! 

Has de saber que Yo recorreré todo el mundo, iré a cada alma, a todas las familias, a todas las comunidades religiosas, a todas las Naciones, a todos los pueblos, y, si se necesita, iré por siglos enteros, hasta que haya formado, como Reina a mi pueblo, y como Madre a mis hijos, los cuales conocerán y harán reinar por doquier la Divina Voluntad. 

He aquí explicada la finalidad de este libro. Aquéllos que lo acojan con amor, serán los primeros afortunados hijos que pertenecerán al reino del FIAT Divino, y Yo, con caracteres de oro escribiré sus nombres en mi Corazón materno. 

Mira, hija mía, el mismo Amor infinito de Dios que en la Redención quiso servirse de Mí para hacer descender al Verbo Eterno a la tierra, ahora me llama de nuevo y me confía la tarea, el sublime mandato de formar en la tierra a los hijos del Reino de la Divina Voluntad. Y Yo, maternalmente presurosa me pongo a la obra y te preparo el camino que te conducirá a este feliz Reino. 

Y para tal fin te daré sublimes y celestiales lecciones; especialmente te enseñaré nuevas oraciones, en las cuales el cielo, el sol, la creación entera, mi misma Vida y la de mi Hijo, todos los actos de los Santos, queden todos incluidos a fin de que a nombre tuyo pidan el Reino adorable del Querer Divino. 

Estas oraciones son las más potentes, porque encierran en ellas al mismo obrar Divino. Por medio de ellas Dios se sentirá desarmado y vencido por la criatura. A fuerza de este auxilio, tú apresurarás la venida de su Reino felicísimo y Conmigo obtendrás que la Divina Voluntad se haga como en el Cielo así en la tierra, según el deseo del Maestro Divino... 

¡Animo, hija mía; conténtame y Yo te bendeciré!


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ORACION A LA REINA DEL CIELO 
ANTES DE CADA MEDITACION 

Reina Inmaculada, Celestial Madre mía, yo vengo a tus rodillas maternas para abandonarme como tu querida hija entre tus brazos y pedirte con los suspiros más ardientes la máxima Gracia que Tú puedes concederme: Mamá Santa, Tú, que eres la Reina del Reino de la Divina Voluntad, admíteme a vivir en El como hija tuya, y haz que este Reino ya no esté de ahora en adelante desierto, sino muy poblado de hijos tuyos. Soberana Reina, a Ti me confío a fin de que Tú guíes mis pasos en este santo Reino. Teniéndome tomada con tu mano materna haz que todo mi ser viva vida perenne en la Divina Voluntad. Tú serás mi Mamá y yo te entregaré mi voluntad a fin de que Tú la cambies por la Voluntad Divina. Te pido que ilumines mi mente y me asistas para que yo pueda comprender bien qué cosa es y qué cosa significa vivir en la Santa Voluntad de Dios.

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PRIMERA MEDITACION 
La Reina del Cielo 
en el Reino de la Divina Voluntad.

El primer paso de la Divina Voluntad en la Concepción Inmaculada de la Mamá Celestial. 



EL ALMA A SU INMACULADA REINA

Oh Mamá dulcísima, heme aquí por primera vez postrada ante Ti. Yo te veo descender de la Patria Celestial cortejada por legiones de Angeles para recibir los homenajes filiales de mi corazón, homenajes que Tú me cambiarás por otras tantas sonrisas de amor, con tus mejores gracias y dulcísimas bendiciones. 

Mamá Celestial, yo, que soy la más pequeña entre todos tus hijos, la más necesitada entre todos, quiero venir a tu regazo materno para traerte no solamente las rosas y las flores de mis oraciones, sino un sol cada día. 

Y Tú que eres mi Mamá, vendrás en mi ayuda y me darás tus lecciones de Cielo para enseñarme a formar estos soles divinos, los cuales serán el homenaje más bello que mi ardiente amor te pueda ofrecer. Mamá Querida, Tú sabes qué cosa quiere tu hija: Yo quiero aprender de Ti a vivir de Voluntad Divina, quiero transformar mis actos y toda yo misma en esa Voluntad, para poder, según tus enseñanzas, venir a poner en tu regazo materno, día tras día, todos mis actos cambiados en otros tantos soles. 


LECCION DE LA REINA DEL CIELO: 

Hija bendita, tu oración ha herido mi Corazón materno, me ha traído del Cielo a la tierra y ahora ya estoy junto a ti para darte mis lecciones todas del Cielo. 

Mírame, hija querida: Legiones de Angeles me rodean y reverentes esperan oírme hablar de aquel FIAT, del cual mejor que cualquier otra criatura Yo poseo la fuente, conozco profundamente sus admirables secretos, las alegrías infinitas y su felicidad indescriptible. El sentirme invitada por mi hija para instruirla sobre la Divina Voluntad forma para Mí la fiesta más suave, la alegría más pura. Y si tú escuchas mis lecciones, Yo seré en verdad afortunada de ser tu Mamá. 

¡Oh, como suspiro por tener una hija que quiera vivir solamente de Voluntad Divina! Dime hija, ¿Me contentarás en todo? ¿Abandonarás tu corazón, tu voluntad, toda a ti misma, en mis manos maternas para que Yo te prepare, te disponga, te fortifique, te libere de todos los lazos y te llene de la Luz de la Divina Voluntad para poder hacerte vivir de su Vida Divina? Apoya tu cabeza sobre el Corazón de tu Mamá Celestial y pon atención para que mis sublimes enseñanzas te convenzan a no hacer más tu voluntad y te decidan a cumplir de ahora en adelante sólamente y siempre la Voluntad de Dios. 

Hija mía, escucha: Mi Corazón materno, que tanto te ama, quiere derramarse en ti. Yo te tengo escrita en sus más íntimos y recónditos lugares y te considero como verdadera hija mía; pero has de saber que siento un dolor amargamente intenso, pues no te veo semejante a Mí. ¿Conoces la causa de nuestra desemejanza? Desgraciadamente reside en tu voluntad, la cual te quita toda frescura de gracia, te priva de la belleza que enamora a tu Creador, te priva de la fortaleza que todo lo vence y soporta y del amor que todo lo consume. 

Observa, en cambio, qué diferente era la Voluntad que animaba a tu Mamá cuando vivió en la tierra. Has de saber que Yo no conocí mi voluntad sino para tenerla sacrificada en homenaje a mi Creador, y que mi vida fue un compendio total de Voluntad Divina. Desde el primer instante de mi Concepción fui plasmada, alimentada e iluminada por su Luz, la cual purificó en tal forma mi origen humano con su Divina Potencia que me hizo quedar concebida sin el pecado original. Por tanto es al FIAT Omnipotente a quien se debe el honor y la gloria de mi Inmaculada Concepción, la que forma la gloria y la delicia de toda la Familia Divina. Si el Querer Divino no se hubiera derramado sobre mi germen, más que una tierna madre, para así impedir los efectos del pecado original, Yo habría encontrado la triste suerte de todas las demás criaturas y con él hubiera sido engendrada. 

La causa primaria de mi Concepción Inmaculada fue únicamente la Divina Voluntad. A Ella sola corresponde todo honor, toda gloria y toda acción de gracias... 

Ahora, hija de mi Corazón, escucha a tu Mamá: Haz a un lado tu voluntad, prefiere morir antes que darle un acto de vida, imita a tu Mamá Celestial, que hubiera preferido mil y mil veces morir antes de cumplir un acto de su propia voluntad. ¿No quieres imitarme? Oh, si tú aceptas tener sacrificada tu voluntad en honor a tu Creador, el Querer Divino hará el primer paso en tu alma: Te parecerá estar circundada de un áurea celestial, purificada y enfervorizada de tal forma que sentirás aniquilados en ti los gérmenes de las pasiones y lograrás penetrar en el Reino de la Divina Voluntad. 

Por eso, sé atenta, sé fiel en escucharme. Yo te guiaré, te conduciré con mis manos por los interminables caminos del FIAT Divino; te tendré defendida bajo mi manto azul; y así, tú serás mi honor y mi gloria, será tu victoria. 


EL ALMA: 

Virgen Inmaculada, tómame sobre tus rodillas maternas y hazme de Mamá. Con tus santas manos posesiónate de mi voluntad y purifícala, enfervorízala con el toque de tus dedos maternos y enséñame a vivir solamente de Voluntad Divina. 


PRACTICA: 

Para honrarme, desde la mañana y en todas tus acciones me entregarás tu voluntad diciendo: “Mamá mía, ofrece Tú misma a mi Creador el sacrificio de mi voluntad.” 


JACULATORIA: 

“Mamá bella, encierra la Divina Voluntad en mi alma.” 



martes, 10 de abril de 2018

El sillón de los Santos



Para llegar a la santidad hay que ser esforzados.


Los Santos, no se la pasaban sentados en un sillón, mirando la tele o viendo pasar las horas, sino que se esforzaban  para alcanzar la santidad. Hacían grandes mortificaciones y sacrificios, se imponían exigencias, salían de la comodidad, no se conformaban, amaban a Dios al máximo, hasta algunos llegaron a entregar su vida.

Querés ser santo? Dios quiere que todos seamos santos.

Salgamos de nuestra comodidad, seamos esforzados, vayamos siempre un poco más allá. Como decía San Francisco: No alcanza, no alcanza. 
Hacemos una hora de oración y ya nos queremos ir? quedémonos un poco más, vamos al Santísimo una hora a la semana? quedémonos un poco más, hacemos ayuno medio día? extendámoslo un poco más, nos levantamos a las 7 de la mañana para orar? levantémosnos un poco más temprano. 
Siempre hay que ir un poco más, siempre más y más.

Dios nos hace santos, pero una parte depende de nosotros y esa parte es salir de la comodidad, esforzarse, exigirse, determinarse, luchar, pelear, batallar. Los santos no se hicieron santos sentados cómodamente en un sillón. Hay que decidirse a ser santo, pedirle a Dios la gracia, pedirle a María que nos moldee para que seamos dignos ante el Hijo, y poner nuestra parte, nuestro empeño!

Si estamos decididos a ser santos, comencemos por proponernos metas que podamos cumplir, no comencemos con grandes cosas que después al no poderlas cumplir, nos vamos a frustrar y vamos a querer abandonar el propósito. Empecemos por cosas concretas y fáciles de cumplir y más adelante podemos ir incorporando cosas más exigentes.

Por ejemplo, si queremos hacer Adoración Eucarística por primera vez, podemos comenzar por ir media hora, o quizá 15 minutos y pedirle a Dios la gracia de podernos quedar un poco más, porque todo es Gracia. Al tiempo vamos a ver que de los 15 minutos, pasamos a media hora, a una hora, dos horas y hasta, los que pueden, todos los días!!!

Si queremos empezar a tener oración personal, podemos empezar también con unos 15 minutos y pedirle a Dios la gracia de podernos quedar un poco mas, y luego pasaremos a media hora, una hora, dos horas, hasta cuatro horas y después vamos a ver que nos estamos levantando a la madrugada para orar, porque todo es Gracia. Hasta el deseo de ser santo es una gracia!

Seamos esforzados y exigentes, todos es Gracia, todo es dado por Dios, pero Él también espera de nosotros, no nos acomodemos al mundo, salgamos de la comodidad, salgamos del mundo y entremos en el camino de Dios, que es estrecho y exigente, pero la Gloria Eterna es grande. 
Como dijo San Pedro de Alcántara a Santa teresa, al aparecércele después de muerto: ¡Oh feliz penitencia que me obtuvo tanta gloria!

El esfuerzo y la exigencia que nos pongamos, dependerá del amor que le tengamos a Dios, cuanto más amor, más exigencia! El alma que ama es exigente, no se conforma con poco, siempre va mas allá, hasta dar la vida!

Dios nos amó tanto que dio a su único Hijo para morir en una cruz por nosotros, y vos, que vas a hacer por Él?

El sillón de los Santos fue la penitencia, la mortificación, las exigencias, los ayunos, las oraciones, las largas horas sin dormir.... la CRUZ

Si queremos pasar por esta vida cómodamente, evitando los sufrimientos y las cruces y tratando de vivir lo mejor que se pueda, escapándole al dolor. Entonces nos vamos a sentar en el sillón de la comodidad.

Si queremos pasar por esta vida abrazando las cruces que Dios nos manda por amor a ÉL, entonces nos vamos a sentar en el sillón de los Santos.


Y nosotros?, 
en qué sillón nos queremos sentar?

El pecado de impureza.

Vi al Señor Jesús atado a una columna, despojado de sus vestiduras y enseguida empezó la flagelación. Vi cuatro hombres que por turno azotab...