Para llegar a la santidad hay que ser esforzados.
Los Santos, no se la pasaban sentados en un sillón, mirando la tele o viendo pasar las horas, sino que se esforzaban para alcanzar la santidad. Hacían grandes mortificaciones y sacrificios, se imponían exigencias, salían de la comodidad, no se conformaban, amaban a Dios al máximo, hasta algunos llegaron a entregar su vida.
Querés ser santo? Dios quiere que todos seamos santos.
Salgamos de nuestra comodidad, seamos esforzados, vayamos siempre un poco más allá. Como decía San Francisco: No alcanza, no alcanza.
Hacemos una hora de oración y ya nos queremos ir? quedémonos un poco más, vamos al Santísimo una hora a la semana? quedémonos un poco más, hacemos ayuno medio día? extendámoslo un poco más, nos levantamos a las 7 de la mañana para orar? levantémosnos un poco más temprano.
Siempre hay que ir un poco más, siempre más y más.
Dios nos hace santos, pero una parte depende de nosotros y esa parte es salir de la comodidad, esforzarse, exigirse, determinarse, luchar, pelear, batallar. Los santos no se hicieron santos sentados cómodamente en un sillón. Hay que decidirse a ser santo, pedirle a Dios la gracia, pedirle a María que nos moldee para que seamos dignos ante el Hijo, y poner nuestra parte, nuestro empeño!
Si estamos decididos a ser santos, comencemos por proponernos metas que podamos cumplir, no comencemos con grandes cosas que después al no poderlas cumplir, nos vamos a frustrar y vamos a querer abandonar el propósito. Empecemos por cosas concretas y fáciles de cumplir y más adelante podemos ir incorporando cosas más exigentes.
Por ejemplo, si queremos hacer Adoración Eucarística por primera vez, podemos comenzar por ir media hora, o quizá 15 minutos y pedirle a Dios la gracia de podernos quedar un poco más, porque todo es Gracia. Al tiempo vamos a ver que de los 15 minutos, pasamos a media hora, a una hora, dos horas y hasta, los que pueden, todos los días!!!
Si queremos empezar a tener oración personal, podemos empezar también con unos 15 minutos y pedirle a Dios la gracia de podernos quedar un poco mas, y luego pasaremos a media hora, una hora, dos horas, hasta cuatro horas y después vamos a ver que nos estamos levantando a la madrugada para orar, porque todo es Gracia. Hasta el deseo de ser santo es una gracia!
Seamos esforzados y exigentes, todos es Gracia, todo es dado por Dios, pero Él también espera de nosotros, no nos acomodemos al mundo, salgamos de la comodidad, salgamos del mundo y entremos en el camino de Dios, que es estrecho y exigente, pero la Gloria Eterna es grande.
Como dijo San Pedro de Alcántara a Santa teresa, al aparecércele después de muerto: ¡Oh feliz penitencia que me obtuvo tanta gloria!
El esfuerzo y la exigencia que nos pongamos, dependerá del amor que le tengamos a Dios, cuanto más amor, más exigencia! El alma que ama es exigente, no se conforma con poco, siempre va mas allá, hasta dar la vida!
Dios nos amó tanto que dio a su único Hijo para morir en una cruz por nosotros, y vos, que vas a hacer por Él?
El sillón de los Santos fue la penitencia, la mortificación, las exigencias, los ayunos, las oraciones, las largas horas sin dormir.... la CRUZ
Si queremos pasar por esta vida cómodamente, evitando los sufrimientos y las cruces y tratando de vivir lo mejor que se pueda, escapándole al dolor. Entonces nos vamos a sentar en el sillón de la comodidad.
Si queremos pasar por esta vida abrazando las cruces que Dios nos manda por amor a ÉL, entonces nos vamos a sentar en el sillón de los Santos.
Y nosotros?,
en qué sillón nos queremos sentar?
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