NO
TE HAGAS UN DIOS A TU MANERA
¿Quién
es Dios y qué exige?
Para
decir creo en Dios, hay que conocerlo, y conocer su camino y lo que
exige.
El
camino de Dios es angosto y pedregoso, lleno de tribulaciones y
batallas, porque existe un enemigo de Dios y del hombre que es
Satanás
El
camino del mundo es ancho y deleitoso, lleno de facilidades y
comodidades, pero ahí no está Dios. Satanás es el príncipe del
mundo. Satanás emplea sus artimañas para hacer que el pecado sea
deleitoso.
El
camino de Dios, lleva a la salvación y a la gloria, el camino del
mundo, lleva a la perdición y a la condenación eterna (al
infierno). Si bien el camino de Dios es angosto y dificultoso, no hay
nada que te pueda hacer más feliz en esta vida, que seguir ese
camino. El hombre solo es feliz mientras viva en la voluntad de Dios.
Nosotros fuimos creados para la vida eterna, esa es la voluntad de
Dios, ese es el plan por el cual Dios nos creó, pero para eso, hay
que seguir su camino y no hacernos un Dios a nuestro antojo.
El
que cree en Dios debe tener una vida coherente y debe conocer lo que
Dios nos exige.
No
podemos decir creo en Dios y vivir como el mundo, revolcándonos en
el pecado y en los placeres. No! El verdadero creyente debe de
practicar lo que cree. No podemos decir creo en Dios y a las horas
estar criticando a los demás, metiéndonos en chismes, en peleas,
mintiendo.
Creo
en Dios pero tengo el corazón lleno de odio y resentimientos, creo
en Dios pero hablo y me visto inmoralmente: no cubro el cuerpo que es
el Templo del Espíritu Santo (cuántas hay por ahí que andan por la
vida matando almas, haciendo pecar a los demás por su forma
provocativa en el vestir, usando escotes en donde muestran todo,
minifaldas, shorts, calzas en donde se les marca todo, y van
contentas por la vida sabiendo que están provocando, pero sin saber
el daño tan grande que hacen al hacer pecar a otras personas, al
hacerles perder su alma, porque el que mira tendrá su pecado, pero
el que lo provoca, más) creo en Dios pero me emborracho, me drogo,
ando en vicios de todo tipo. Creo en Dios pero vivo en pareja, o si
me voy a casar, tengo relaciones antes del matrimonio. Creo en Dios
pero vivo en la inmoralidad, faltando a la castidad, cometiendo
adulterio con el cuerpo y el corazón. Creo en Dios pero soy infiel
con el cuerpo, los ojos y el pensamiento. Creo en Dios pero tomo
anticonceptivos (los anticonceptivos son abortivos), creo en Dios
pero estoy de acuerdo con el aborto.
Creo
en Dios y ni me acuerdo de ÉL: no rezo, no voy a Misa, no me
confieso, ofendo a su Madre: la Virgen María.
Creo
en Dios, pero vivo para Satanás
Un
verdadero hijo de Dios no anda en los horóscopos, no dice soy de tal
signo o de tal otro, no se hace leer las manos ni se tira las cartas,
no se pone una cintita roja en la muñeca o en el auto o en la casa,
ni pone en su casa una ristra de ajo para la suerte. Un hijo de Dios
no hace yoga, reiki, control mental (todas estas prácticas son
prácticas ocultas, es la religión del anticristo, el hombre que se
hace Dios. El
deseo de llegar a ser Dios es el primer y el segundo pecado en la
historia de la creación, el
yoga, el reiki y todas esas prácticas, no son cristianas)
, no cree en la reencarnación, ni nada de eso. Todas esas cosas no
son de Dios, ofenden a Dios y son de Satanás. El hijo de Dios no
necesita andar con la suerte o leyéndose el futuro, un hijo de Dios
está bendecido, porque tiene la bendición de su Padre, no necesita
nada más, porque solo Dios basta.
Todas
estas cosas, además de ofender a Dios, son peligrosas, son
instrumentos de satanás que el usa para tener atrapadas a las
personas, para alejarlas de Dios y para que se le abra la puerta a
él: al demonio
Hay
cosas que son pecado y ofenden gravemente a Nuestro Señor. Una de
las cosas que más ofende a Dios, es no confiar en su Misericordia,
es alejarse, salirse de su Misericordia. Dios es un Padre bueno,
Misericordioso, que perdona al pecador más grande, si este se
arrepiente. Cuando no nos confesamos, nos salimos de la Misericordia
de Dios, la Misericordia de Dios, la encontramos en el sacramento de
la Reconciliación: La confesión.
Si
vas a decir que sos creyente, tené una vida coherente, fijate cómo
hablás y de qué hablás, cómo te vestís, con quién te juntás y
que lugares frecuentás, cómo te comportás, que programas mirás,
que libros leés, en qué páginas navegas, qué música escuchás.
Siempre que vayas a hacer algo, preguntate si ofende o no a Dios.
Si
realmente querés ser un buen cristiano y anduviste en todas estas
cosas, es bueno y urgente que hagas un examen de conciencia y te
acerques al Sacramento de la Reconciliación: la Confesión. Una
buena confesión te limpia el alma de todos los pecados, en la
confesión no es el sacerdote el que te confiesa y te absuelve, es el
mismo Jesucristo el que perdona los pecados y los arroja al mar para
ser olvidados, el alma queda mas blanca que la nieve (aunque
vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca
lana quedarán. Isaías
1, 18)
,
luego de una confesión, el cuerpo se siente más liviano y las cosas
se ven de otra manera. Los demonios que tenías alrededor por causa
del pecado, son obligados a alejarse y el alma queda perfecta! Es un
acontecimiento maravilloso el de la confesión, el sacerdote tiene e
poder otorgado por Jesucristo para perdonar los pecados (Y
yo también te digo, que tú eres Pedro,y sobre esta roca edificaré
mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Y
a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que
atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que
desatares en la tierra será desatado en los cielos. Mateo
16,19)
Dios
tiene sus reglas y sus leyes que todo buen cristiano debe de cumplir.
Si
querés seguir realmente al Señor… NO TE HAGAS UN DIOS A TU MANERA
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