Por el temor a las personas, dejamos de ser libres y no podemos avanzar a lo que Dios tiene destinado para nuestras vidas.
Nos perdemos el plan.
Nos desviamos del camino, vivimos para los demás arrastrándonos por el que dirán o por una migaja de cariño, cuando Dios, ¡nos da TODO Y MÁS!.
Solamente con Dios somos libres.
No te ates, no te arrastres, no mendigues. Eres el hijo, la hija de un Rey, y Él quiere darte todo. No vayas tras el corazón de los hombres, más bien busca a Dios, el Amor de los amores. Solo Él puede darte lo que necesitas. Tu corazón solo se saciará con su presencia.
Por seguir a los demás, se hacen cosas tontas, se busca la aprobación y el cariño de las personas a cualquier precio, perdiendo por el camino la dignidad, convirtiéndote en un títere de los demás, un juguete por unos minutos.
Cuántas veces por ser aceptado, dejaste de ser vos mismo para convertirte en una caricatura de lo que los demás quieren que seas, y ni eso te hizo feliz!
Cuántas veces por ser aceptado, dejaste de ser vos mismo para convertirte en una caricatura de lo que los demás quieren que seas, y ni eso te hizo feliz!
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