El 29 de julio de 1915, la Sra de Guigné ve al cura de Annecy-le-Vieux, Don Métral, viniendo llamar a la puerta de su casa, entendió que su marido, ya herido en tres ocasiones, nunca más volvería
«Anne, si quieres consolarme, tienes que ser buena» le dijo a su hija de cuatro años y mayor de sus cuatro hijos.
Desde aquel momento la niña, a menudo desobediente, soberbia y celosa, llevará una lucha continua y acérrima para ser buena.
Saldrá victoriosa del combate para lograr su transformación interior gracias a su voluntad pero sobre todo – según sus propias palabras – por la oración y los sacrificios que se impone.
Se la ve ponerse colorada y apretar sus pequeños puños para dominar su genio ante las contrariedades encontradas: luego poco a poco se espaciaron las crisis y en su entorno todos llegaron a pensar que todo le resulta agradable.
Su camino hacia Dios es su amor por su madre que quiere consolar.
Las balizas de su camino son los pensamientos de Anne que reflejan la intensidad de su vida espiritual, y los numerosos testimonios de su entorno relatando los continuos esfuerzos que hacía para progresar en su conversión.
Ella vive, reza, sufre por los demás. Padeció de reuma muy joven, supo lo que era el sufrimiento y lo hizo ofrenda: «Jesús, se lo ofrezco»; o bien: «Oh no, no sufro, aprendo a sufrir». Pero en diciembre 1921 sufrió una enfermedad cerebral, probablemente una meningitis, que la obligó a quedarse en la cama. Repetía sin cesar: «Dios mío, quiero todo lo que Tu quieras», añadiendo sistemáticamente a las oraciones que hacían para su cura: «… y cure también a los demás enfermos».
Anne de Guigné falleció al alba del 14 de enero 1922, después de un último intercambio con la monja que la acompañaba: «Hermana, ¿puedo ir con los ángeles? – Si, mi niña bonita – ¡Gracias, hermana, oh gracias!»
Las investigaciones realizadas en Roma sobre la heroicidad de las virtudes de la infancia se concluyeron positivamente en 1981 y el 3 de marzo 1990 el Papa Juan Pablo II firmó el decreto reconociendo la heroicidad de las virtudes de Anne de Guigné y proclamándola «Venerable».
Fuente: Sitio oficial de la asociación Los Amigos de Anne de Guigné
«Anne, si quieres consolarme, tienes que ser buena» le dijo a su hija de cuatro años y mayor de sus cuatro hijos.
Desde aquel momento la niña, a menudo desobediente, soberbia y celosa, llevará una lucha continua y acérrima para ser buena.
Saldrá victoriosa del combate para lograr su transformación interior gracias a su voluntad pero sobre todo – según sus propias palabras – por la oración y los sacrificios que se impone.
Se la ve ponerse colorada y apretar sus pequeños puños para dominar su genio ante las contrariedades encontradas: luego poco a poco se espaciaron las crisis y en su entorno todos llegaron a pensar que todo le resulta agradable.
Su camino hacia Dios es su amor por su madre que quiere consolar.
Las balizas de su camino son los pensamientos de Anne que reflejan la intensidad de su vida espiritual, y los numerosos testimonios de su entorno relatando los continuos esfuerzos que hacía para progresar en su conversión.
Ella vive, reza, sufre por los demás. Padeció de reuma muy joven, supo lo que era el sufrimiento y lo hizo ofrenda: «Jesús, se lo ofrezco»; o bien: «Oh no, no sufro, aprendo a sufrir». Pero en diciembre 1921 sufrió una enfermedad cerebral, probablemente una meningitis, que la obligó a quedarse en la cama. Repetía sin cesar: «Dios mío, quiero todo lo que Tu quieras», añadiendo sistemáticamente a las oraciones que hacían para su cura: «… y cure también a los demás enfermos».
Anne de Guigné falleció al alba del 14 de enero 1922, después de un último intercambio con la monja que la acompañaba: «Hermana, ¿puedo ir con los ángeles? – Si, mi niña bonita – ¡Gracias, hermana, oh gracias!»
Las investigaciones realizadas en Roma sobre la heroicidad de las virtudes de la infancia se concluyeron positivamente en 1981 y el 3 de marzo 1990 el Papa Juan Pablo II firmó el decreto reconociendo la heroicidad de las virtudes de Anne de Guigné y proclamándola «Venerable».
Fuente: Sitio oficial de la asociación Los Amigos de Anne de Guigné
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