Dios no quiere tu ruina, Dios no quiere destruirte, no quiere vengarse ni castigarte. Él es un Padre bueno, cuando corrige no lo hace severamente sino como un Padre bondadoso que quiere lo mejor para su hijo.
Él ni va a vengarse ni a negarte lo que te prometió, porque caíste, no, Dios no es así, no es vengativo ni tampoco cambia. Lo que prometió lo cumple y si caíste mil veces, mil veces te va a levantar y va a seguir sosteniendo su palabra, Él no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse, Él está siempre pronto a perdonar.
Si lo que esperas tarda, no es porque Dios esté enojado, o se haya arrepentido. Es que está esperando el momento apropiado para concederte lo que te prometió.
Dios tiene todo perfectamente planeado. Está en todos los detalles, Él debe sincronizar los tiempos, preparar los escenarios, en la espera te va trabajando, formando, fortaleciendo, entrenando, trabajando tu fe, tu confianza, tu paciencia, va puliéndote y también se va ocupando de tus enemigos. Dios está en todo, nada se le escapa. Detrás de bastidores va preparando la mesa y cuando está lista, te llama para que te sientes a disfrutar del banquete.
Sólo tienes que esperar, la espera no desespera, la espera te trabaja para sacar lo mejor. Sólo espera y ten por seguro que Dios nunca falla y munca llega tarde.
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